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Con futuro esperanzador la agricultura y el arado de bueyes!

Actualizado: 10 dic 2020


(Naguabo, Puerto Rico)- La organización sin fines de lucro Puerto Rico Composta, Inc. celebró el sábado, 8 de diciembre de 2018 una charla sobre la agricultura y el arado de bueyes. El taller fue ofrecido desde el Centro de Operaciones de la organización, que ubica en las instalaciones de una escuela en desuso en el Barrio Mariana de Naguabo. Se adiestró aproximadamente un total de 40 participantes, entre los cuales había estudiantes de nivel elemental e intermedio, personas de la comunidad y voluntarios, entre otros.

Nos visitó la Prof. Olga I. Pabellón de la Escuela Carmen Benítez del distrito escolar de Las Piedras y Tallerista de Puerto Rico Composta, quien nos habló de un proyecto de agricultura que ha desarrollado en la escuela. Con el apoyo de la Profesora Pabellón los estudiantes han podido crear espacios de siembra y cosecha orgánica. Visualizamos a través de fotos como los niños de nivel elemental utilizaron bueyes para la preparación de la tierra y posteriormente disfrutaron de los alimentos que sembraron. Estos se integraron con mucho entusiasmo en la preparación del terreno y a través de las fotos y videos se podía percibir el entusiasmo.

Esta iniciativa ha fomentado en los estudiantes el amor por la tierra. También ha contribuido en reforzar valores, trabajo en equipo, cooperación y en algunos ha sido un incentivo para modificación de conducta. Pudimos ver como las hortalizas sembradas fueron parte de la alimentación de los estudiantes utilizando las mismas en la preparación de sofrito para la confección de los alimentos en el comedor escolar. “¡Definitivamente la agricultura es la espina dorsal de un pueblo! Creemos que educando a la población es que podemos instar a otros a amar la Tierra y trabajarla, eso pretendemos lograr en Puerto Rico Composta con los talleres que ofrecemos”, relató Tainachí Fernández, Directora Ejecutiva de la organización.

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Posteriormente, recibimos la visita del niño boyero Kenyell I. Velázquez Pérez, acompañado de Brillante y Melao y de su familia. Estos narraron su experiencia de cómo a temprana edad en este jovencito de 11 años se despertó el interés por la agricultura. Al cumplir 9 años éste pidió de regalo de cumpleaños una yunta de bueyes. Kenyell nos cuenta que quería continuar la tradición familiar. Al verlo tan pequeño sus padres deciden esperar un poco más. Con el paso del Huracán María se acrecienta el interés de este jovencito por tener los bueyes, porque se dio cuenta de la importancia de la agricultura. Con su inspirador lema: “Amemos la Tierra para que la agricultura nunca muera”, este niño nos inspira a todos. Esto nos brinda una esperanza al ver niños, familias, profesores y escuelas que quieren continuar trabajando la Tierra y arando el terreno con bueyes, tal y como lo hacían nuestros antecesores”, añadió la Sra. Fernández.

El proceso del arado del campo es una de las fases importantes a tener en cuenta para optar a una productividad máxima. Con el arado del suelo se consiguen mejorar las condiciones de la tierra. A la larga, si la tierra está mejor preparada ofrece sus frutos y se consigue la cosecha esperada. Arar la tierra es una de las acciones en las que se tiene que hacer hincapié para aprovechar la temporada de siembra al máximo. Kenyell y su familia nos explicaron el uso de los utensilios necesarios para el arado y el enyugue de los bueyes.

La agricultura familiar es clave para lograr la erradicar el hambre o afrontar momentos de crisis alimentaria como la que atravesamos hace un año tras el embate del Huracán María. En adición, la agricultura familiar es una actividad clave en la reactivación de las economías rurales. No cabe duda de que esta actividad fue una de enriquecimiento para todos los participantes.

Amarilis Miranda, Coordinadora de Programas de la organización, quien a su vez asistió a la charla dijo: “Las experiencias compartidas por la Prof. Olga Pabellón, Kenyell Velázquez, el niño boyero y su familia fueron muy motivadoras y me entusiasmaron a ponerme la meta para este próximo año de crear un huerto casero. No hay que tener grandes espacios para poder desarrollar un huerto”. Su esposo Aníbal, quien le acompañó al taller sostuvo “Fue muy reconfortante ver como un niño que a tan temprana edad expresa su amor por la tierra y se interesa por la siembra. Fue recordar los años que desde temprana edad trabajé labrando la tierra con bueyes junto a mi papá”.

sólidos que llegan a nuestros vertederos.


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